Las confesiones del sargento paz son ciertas ?

primero que todo recordemole a los jovenes quien es el sargento paz

 

y este es el lugar (una oficina de porvenir) en el cual queria explotar una granada por que no le querian reconocer su pension.

Pero eso es puro amarillismo, lo que si importa a los colaboradores de manonegracolombiana

es el comunicado que el estaba leyendo ante los medios de comunicación y unas macabras revelaciones

acerca del actuar de ciertos oficiales hoy generales de la republica

 

 

 

El sargento (r) Edgar Paz retuvo a unas 20 personas en el interior de la oficina de Porvenir en el centro de Bogotá, exigiendo que la prensa diera a conocer el contenido de un documento en el que además exige el pago de una pensión a la que, según él, tiene derecho tras prestar el servicio al Ejército durante muchos años.
El documento que el sargento Paz insistía en que fuera leído al Gobierno contiene el relato de crueles asesinatos ordenados —según él— por el Ejército y cometidos tras la toma, por parte del M-19, a la Embajada dominicana en 1980.
Antes de la lectura del comunicado, el hombre acordó que salieran los clientes de Porvenir que se encontraban allí, quedando en el interior sólo los funcionarios de la oficina.
En el comunicado, leído por la gerente de Porvenir, el hombre dice que él fue utilizado por el Ejército durante 17 años y que después fue despedido sin justa causa y sin ningún beneficio.
El extenso documento está dividido en varios apartes, el primero de los cuales hace referencia a lo que sucedió durante y posteriormente a la toma de la embajada de República Dominicana, entre febrero y abril de 1980.
“Me asignaron la misión de que en la camioneta-panel donde se llevaban a cabo los diálogos con Carmenza Cardona Londoño, alias ‘La Chiqui’, del M-19, el embajador de México y otros funcionarios del Gobierno, tenía la orden de meterme acostado boca arriba con una pistola 9 milímetros, en un depósito especial que le habían hecho a la camioneta del Batallón Charris Solano, con el propósito de grabara todo lo que hablaban”, dijo el comunicado.
Indica la misiva que el depósito quedó tan exacto que él quedaba con la cara con dirección a la silla donde la ‘Chiqui’ se encontraba, mirándola por un ojo mágico y apuntándole para disparar si ella llegaba a tornarse violenta.
Explica que tras la salida de los guerrilleros de Colombia, con destino a Cuba, y con dinero en su poder con el que se abastecieron de armas, se conoció el lugar por donde regresarían al país por el departamento de Chocó.

La muerte de ‘La Chiqui’

Al llegar al desembarcadero, soldados del batallón Charris Solano, del que hacía parte Paz, los esperaban y los recibieron a fuego. En ese enfrentamiento murieron ‘Chiqui’ y varios compañeros suyos, capturados otros y decomisado el armamento.
En un segundo punto, hacen referencia al secuestro de Marta Nieves Ochoa, por parte del M-19 y por cuyo rescate exigían una gruesa suma de dinero a Jorge Luis y Fabio Ochoa.
Indica que los Ochoa dijeron que preferían conformar un grupo de rescate y no pagarle dinero a “esos bandoleros”. Y que se contactó al coronel Chacón, quien se desempeñaba como director de inteligencia del departamento E2 y con el coronel Orlando Zafra, comandante del batallón de inteligencia y contra inteligencia ‘Charris Solano’.

Nacimiento de MAS

De ahí, dice el comunicado, nace el grupo ‘Muerte a Secuestradores’ (MAS) que integraban Iván Ramírez Quintero, ejecutivo y segundo comandante; Gonzalo Gil, jefe de operaciones; Ramos, jefe de la sucursal de inteligencia de Cali; Urquijo, jefe de grupo especial; Jairo Duván Pineda, director de la escuela de inteligencia; Ruiz, jefe de grupo especial; Faucelino Latorre, jefe de grupo especial, Galvis Corona Germán, jefe de grupo especial, Mario Montoya, jefe de cárdex operacional, Justo Eliseo Peña, Pérez y Bonilla, jefes de grupo especial.
“Todos estos oficiales, en la actualidad, tienen grados de generales”, agrega y menciona a otros integrantes, de menor grado, que ejecutaban las acciones. Entre estos había civiles, y todos se identificaban con alias. “Era la chapa con que trabajábamos”.
El grupo era financiado por Jorge Luis y Fabio Ochoa, para el rescate de Marta Nieves, en 1980 y fue entrenado por el israelita Jaír Klein, quien llegó al país especialmente para esta labor, asegura Paz en el comunicado.
“Teníamos como área de entrenamiento el polígono de la brigada logística, al que llamábamos la ‘busca ratón’, quedaba ubicada en una montaña, arriba de los cerros de San Cristóbal-sur, en Bogotá, un sitio llamado chelén chelén, en Tolemaida y en un área perteneciente a la escuela de comunicaciones de Facatativá.
Posterior al entrenamiento, se montó el área operacional en la finca ‘Las Margaritas’, propiedad de Jorge Luis Ochoa, ubicada en la autopista a Bogotá por la avenida norte.

La crueldad de ‘MAS

“En ese centro de operaciones de la finca ‘Las Margaritas’ es donde suceden toda clase de atrocidades y violaciones de los derechos humanos…”
Justo cuando se leía este aparte del comunicado fue interrumpida la señal que hacía en directo el canal local de Bogotá, City Tv, que de inmediato comenzó a transmitir su programación habitual.
Minutos más tarde, el director del canal, dijo al aire que una llamada, supuestamente de la dirección de la Comisión Nacional de Televisión, advertía la necesidad de interrumpir la señal porque se estaba haciendo apología al terrorismo.
Posteriormente se comunicó por teléfono con la titular de la CNTV, María Carolina Hoyos, quien aseguró que eso no era cierto, y que eso no era política de la comisión, por lo que la transmisión se reanudó.
Pero la radio no interrumpió y la lectura del comunicado siguió al aire.
“Primero los interrogábamos, luego los torturábamos y después la muerte más cruel”.
En este aparte Edgar Paz cuenta detalles de una de las supuestas ejecuciones hechas por ellos.
“Me acuerdo que, en un interrogativo que yo le estaba haciendo a un sujeto, el tipo del susto porque lo iban a matar, se ensució los pantalones. Y luego porque se había ensuciado y olí a feo, me dieron la orden de que le metiera la trompetilla de la pistola en la boca y le disparara”.

Y siguió contando casos de ejecuciones hechas a quienes, según ellos tenían relación con los guerrilleros.
“En otra ocasión en compañía del teniente Bonilla, teniendo a un sujeto amarrado de los pies y de las manos, lo metimos en un costal, le amarramos la boca al costal, lo subimos al baúl de un automóvil Chevrolet rojo y negro, que funcionaba como taxi conducido por el civil ‘condorito’, fuimos a la vía que conduce al aeropuerto Maiguaral y tiramos vivo desde un puente, a una quebrada, para que se ahogara”.
“Al otro día se escuchaban las noticias de los muertos que encontraban en diferentes partes de la ciudad. También hacíamos huecos, los enterrábamos vivos, después los sacábamos, cuando ya estaban muertos y los botábamos en las calles, todos en los lados de Monserrate.
Y sigue la tercera parte del extenso documento que hace referencia a un operativo en la ciudad de Santa Marta.
“Del primero al 20 de diciembre de ese mismo año, de 1980, cumpliendo requisitos del batallón de inteligencia Charris Solano, pero más que todos las misiones se desprendían del grupo ‘MAS’, me dieron la muerte de ir a la ciudad de Santa Marta en compañía del capitán Urquijo, el sargento Gordillo, Alias ‘El piojo’ y el cabo Gamarra Polo Juan”.
“La información era que Jaime Bateman Cayón llegaba disfrazado de monja a casa de su señora madre, Clementina Cayón para desde allí, sabotear un desfile que iba a realizarse por las calles principales de la ciudad; una serenata en la madrugada del 16 de diciembre para conmemorar el aniversario o algo así de Santa Marta”.

La madre de Bateman Cayón

“Como yo, sargento Paz, soy oriundo de Santa Marta, tenían conocimiento de que yo conocía en persona a la señora Clementina Cayón y a Jaime Bateman desde que nací y hasta había estudiado con un sobrino de ellos en el Inem, y como yo sabía la ubicación de Clementina, que vivía en el barrio Los Ángeles, que se movilizaba en un vehículo marca Renault, color verde y que laboraba en la Beneficencia del Magdalena, Lotería del Libertador, la misión específica que tenía yo era montar vigilancia en la casa de Clementina para informar si llegaba alguien disfrazado de monja, y seguimiento a la señora Clementina para establecer sus contactos”.
“Un día antes del desfile militar, como había tenido resultado positivo para la captura de Jaime Bateman Cayón, el capitán Urquijo me dio la orden de asesinar a la señora Clementina, para justificar los viáticos que habíamos gastado en la comisión.
“Tempranito, un día domingo, a las seis de la mañana, le hice seguimiento a la señora Clementina, desde que salió de su casa. Ella iba en su carro y yo en la moto que me habían asignado, detrás de ella. LA señora Clementina estacionó su vehículo en la iglesia san Francisco, se bajo, al parecer iba para misa, pero como la iglesia todavía estaba cerrada se sentó en un andén a un lado de la iglesia”.
“En ese momento yo me bajo de la moto, me le voy levantando y me saludo. Me dijo: ‘hola hijo cómo estás?’. En ese momento yo sentí un frío intenso que recorrió todo mi cuerpo. Contestándole el saludo, me di la media vuelta, me dirigí a la moto y me fui para la casa. No fui capaz de dispararle”.
“Una hora más tarde el capitán Urquijo llegó en una camioneta Ford Ranger a mi casa donde yo estaba posado, diciéndome toda clase de insultos, en vista de que no había cumplido con la orden. Me decía cobarde cuando llegué a Bogotá. Me dijo te hago destituir por incapacidad profesional”.
Asegura el sargento (r) Paz, en el comunicado que en ese momento no lo retiraron, pero le dieron 62 horas de arresto en su hoja de vida.

MAS da paso a ‘Convivir’

El cuarto aspecto que denuncia el señor Paz, en el comunicado, hace referencia a un grupo que se armó para el rescate de la señora Marta Nieves Ochoa, en el municipio de La Estrella, Antioquia, del que él formaba parte, se presentó un enfrentamiento con una patrulla del Ejército tras confundirla como perteneciente a la guerrilla. En ese enfrentamiento murió el teniente Bonilla.
Asegura que a finales de ese año fue liberada Marta Nieves Ochoa por la presión ejercida a la guerrilla y los muertos que le habían causado a los mismos. Entonces desaparece el grupo MAC que es reemplazado por la denominada cooperativa ‘Convivir’, de las Autodefensas Unidas de Colombia, las cuales estaban “con el patrocinio de la gobernación de Antioquia, bajo la administración de Álvaro Uribe.

Atentado a Navarro Wolff

La siguiente confesión era la orden recibida para asesinar, en la ciudad de Cali, a Antonio Navarro Wolff, del estado mayor del M-19.
“La misión era que yo condujera la moto y el sargento Naranjo de coequipero o pasajero en la moto. Yo tenía una pistola y el sargento una granada de fragmentación”:
“Después de varios días de vigilancia y seguimiento a Navarro Wolff, lo avisamos en una cafetería, es cuando el sargento Naranjo me dice quela mejor forma de asesinarlo es lanzándole una granada, lo cual se hizo así, saliendo del lugar del atentado en la moto, por una vía de evacuación rápida que habíamos planeado, en el instante”.
“Al principio cuando se escuchó la noticia del operativo que habíamos hecho, nos felicitaron porque se pensaba que él iba a morir, pero luego que lo llevaron a México y se salvó, nos reprocharon la misión, y por mi seguridad personal y la de mi familia me trasladaron a la Escuela de Suboficiales Inocencia Chinca, en Tolemaida, entre los años 85 y 86”.
Luego comenta el comunicado los cargos que desempeñó al interior de la institución armada.
Detalló que fue entrenador de los jóvenes que hacían curso de ascenso para cabos segundo y que cuando el ascenso se dio, los sacaron del área urbana a la rural con destino a evitar que la guerrilla del M-19 escapara del cerco que se le venía haciendo en el sector de los farallones, en el Valle del Cauca. En el operativo que, según él no fue preparado, murieron 26 cabos recién ascendidos.

¿Recompensa por muerte de líderes?

En la sexta parte del documento explica como emprenden una operación rumbo a las montañas y en medio de la caminara recibieron de parte del general San Miguel Buenaventura, comandante de la Fuerzas Militares la instrucción proveniente del Ministerio de la defensa en el sentido que habría 20 millones de pesos a la patrulla que matara a cualquiera de los siguientes guerrilleros:

“Vera Grave, Pizarro León Gómez, Gustavo Petro, Marco Chelita, Iván Ospina y otros”.

“Lo más curioso es que cuando al M-19 le dieron indulto, me tocó prestarle seguridad personal a varios de ellos, por orden del gobierno Nacional para que no los mataran”.

Prosigue el relato que en un recorrido desde Totoró a La Silvia, en Cauca, a través de un carreteable, se encontraron con un campero Jeep, que ocupaban tres civiles, a los cuales se les disparó por no atender una orden de ‘Pare’. Los tres murieron

El Coronel Mora Rangel, segundo comandante de Decima Brigada, quien fue avisado de lo sucedido, les ordenó hacer un hueco y enterrarlos, “quedando estas muertes impunes, y sin saber si eran o no guerrilleros”

Tras comentar un enfrentamiento con dos frentes de las guerrillas de EPL y M19, la mismo tiempo, y en que murieron varios soldados y varios, así como algunos policía fueron tomados como prisioneros, fue destituido por el fracaso de la operación.

La justificación que le dieron es que en ese ataque debían morir los oficiales y no los soldados.

Precaria situación

En el año 1990, asegura que tras haber sido destituido le vino una época de crisis porque ni en el DAS ni en ninguna parte le daban trabajo, pese a la experiencia que había adquirido en el Ejército.

Pero un día, 1992, recibió un telegrama del ministerio de Defensa en el que se le contrataba para que suministrara información. Po ello recibiría 50 mil pesos mensuales. La propuesta fue aceptada.

El comunicado asegura que en 1997, el sargento Paz se acercó al entonces general Iván Ramírez, comandante de la Primera División del Ejército, en Santa Marta y le dijo de la precaria situación económico en la que se encontraba.

El oficial, entonces sugería que se le nombrara en uno de los cargos que tienen los civiles en el ejército.

En ese momento ingresan cuatro efectivos de la Policía vestidos de saco y corbata le cayeron encima al hombre doblegándolo y desarmándolo.

Así las cosas, la lectura del comunicado quedó a medio terminar y la atención se centró entonces en lo que fue la captura del hombre. En adelante, en los medios de comunicación sólo se habló del delito de secuestro, porte ilegal de armas y del proceso que en adelante le sigue a este hombre

Un comentario el “Las confesiones del sargento paz son ciertas ?

  1. TOMADO DE SEMANA mayo del 2008 http://www.semana.com/nacion/papeles-del-sargento-paz/112081-3.aspx

    El sargento retirado Édgar Paz Morales tenía consigo dos elementos detonantes cuando sembró el terror en el centro de Bogotá la semana pasada: un detallado documento testimonial de seis páginas y una granada de fragmentación, con un radio de acción letal de 35 metros a la redonda. Estaba resuelto a hacer estallar ambos en la oficina donde retuvo bajo amenaza a 19 personas.

    Tenía un plan muy elemental. Exigía al gobierno que se le reconociera su pensión por 22 años de servicio como militar y salir del país rumbo a México. Su experiencia en operaciones delicadas lo hizo pensar que para lograr el propósito, primero tenía que demostrar que estaba dispuesto a cumplir su amenaza terrorista. Por eso preparó el documento en el que afirmó haber participado, con una veintena de militares -en su mayoría hoy generales- en todo tipo de operaciones oscuras en los años 80.

    Paz pensaba que al «estallar» en la radio y la televisión nacional el escandaloso documento lograría dos propósitos inmediatos: enlodar a quienes le habían dado la espalda y demostrar que era un hombre sin escrúpulos que ya le había visto la cara a la muerte en muchas otras ocasiones. Por eso permitió que una decena de periodistas ingresara para difundir en directo su relato escrito.

    Sin embargo, cuando el documento empezaba a ser leído ante las cámaras y los micrófonos por una de las retenidas, tres agentes del Gaula que se habían hecho pasar por reporteros aprovecharon un descuido de Paz y lo redujeron sorpresivamente. El forcejeo duró pocos segundos. El sargento fue tendido a la fuerza en el suelo y sobre él cayó rápidamente una decena de agentes para impedir que activara la granada mientras los retenidos huían en medio del pánico.

    Luego de los abrazos y las felicitaciones por la acertada operación de la Policía vino el debate nacional por el papel que cumplieron algunos medios que registraron en caliente todo lo ocurrido, tal como lo deseaba el sargento Paz. En el debate surgieron opiniones en todo sentido. Y así, entre esto y aquello, el contenido del documento pasó a un segundo plano.

    Pero su texto es tan grave y delicado, que no puede pasar inadvertido para las autoridades. A lo largo del mismo, el sargento Paz relata con nombres propios diversas situaciones criminales en las que supuestamente participaron militares, varios hoy en ejercicio de altos cargos del Ejército. Según el relato, por lo menos una docena de éstos habría pertenecido al grupo ‘Muerte a Secuestradores’ -conocido a comienzos de los 80 como MAS- , creado por el cartel de Medellín tras el secuestro de Marta Nieves Ochoa.

    En otro aparte del documento, el sargento Paz sostiene que se desempeñó como sicario al servicio del Ejército y que dentro de esta lógica torturó y asesinó varios miembros del M-19. Dice, por ejemplo, que a uno de ellos lo amarraron y lo introdujeron en un costal y luego «lo tiramos vivo desde un puente a una quebrada». Así mismo cuenta otra modalidad que consistía en enterrar vivas a sus víctimas para luego sacarlas y tirar el cuerpo «por los lados de Monserrate».

    También se autoincrimina como uno de los responsables en el atentado, cometido hace 23 años, y según él por instrucciones superiores, contra el entonces comandante del M-19 Antonio Navarro Wolff, hoy gobernador de Nariño.

    El documento tiene problemas de fechas, muchas de las cuales son imprecisas. Sin embargo, según le comentó a SEMANA una fuente militar, varios hechos descritos por el sargento Paz son verosímiles. La Policía hizo su parte al impedir que la granada de fragmentación detonara y provocara una tragedia. Ahora le corresponde a la Fiscalía hacer lo suyo mediante la investigación de las graves acusaciones que, de ser ciertas, podrían afectar a muchos uniformados a la redonda.

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